La niña contaba un par de granitos, pero se dió cuenta de que no eran los únicos y continuó contándolos hasta que se vió dentro de un torbellino formado por éstos ...y pensaba que el mar le gustaría...el mar con su fuerza la volcó dentro y convirtiéndola en piedra festejó su nueva escultura, mientras carcajeaba por el placer de saber que ella no sentiría jamás el resultado de los suspiros cada vez que la tibia agua la tocaba...
La niña ahora es parte del arrecife...los peces ermitaños la visitan de vez en cuando para asegurarse que ella no salga de ahí.
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